¡Remembranzas de mi infancia!

Recuerdo cuando mi mamá me llevaba a un Kínder en el barrio donde viví mi niñez, éste estaba cerca de la casa que habitaba, no era necesario utilizar automóvil, caminando, llegábamos.

Todos los días, de lunes a viernes, las educadoras nos recibían en la puerta, los lonches se quedaban resguardados para disfrutarse en el recreo y las maestras nos conducían a los salones.

¡Qué días aquellos, en los que la única preocupación era divertirse!

Las vocaciones

Las misses nos enseñaban canciones, a colorear, había un huerto y sembrábamos zanahorias para la Pascua.

Había una reina de primavera y en diciembre la tradicional pastorela.

Eran clases llenas de armonía y seguramente preparadas con gran dedicación.

Hoy día, aún parece que estoy viviéndolas cuando las recuerdo. Eso me dice que fueron de gran influencia, dejando una profunda marca en mí.

Una clase que me gustó mucho, tenía que ver con los oficios y profesiones.

La maestra nos repartía el material didáctico, colores, plastilina, pedazos de papel lustre, resistol y todo aquello que ayudase a elaborar los más hermosos trabajos manuales.

Ese día nos dieron hojas con las siluetas de:

una enfermera, un policía, un tránsito, un bombero, una maestra, un doctor, etcétera.

Tomamos una hoja con la que nos identificamos porque eso queríamos ser de grandes y realizamos un trabajo manual con los materiales que teníamos disponibles.

A la salida entregué a mi mamá, seguramente, la hoja con mi trabajo hecho. Caminamos de regreso a casa como cualquier día ordinario.

Elegí ser Agente de Seguros

Los años transcurrieron, me cambiaron de escuela, estudié la primaria, posteriormente en secundaria y preparatoria llevamos clases de orientación vocacional.

El abanico de profesiones ya era mayor, iba desde la secretaria, pasaba por el dentista, los ingenieros, arquitectos, contadores o científicos, ya había suficiente para poder escoger.

¡Muy difícil decisión! Los resultados de los test daban orientación para lo que te gustaba, las habilidades y tus aptitudes.

Debieron inclinarse mis resultados a las ciencias físico-matemáticas.

Como se forjan nuestros caminos de manera tal, que en mi caso, por diferentes motivos, terminé donde nunca imaginé, la orientación vocacional no diagnosticó que sería Agente de Seguros.

Y aunque cuando tomé la decisión de dedicarme a esta gran carrera, más que felicitaciones, recibí recomendaciones para que lo pensara bien, fue determinante mi intención de probar y aquí estoy luego de 32 años de constancia, aprendizaje y testarudez, aprendiendo y amando mi profesión. Bendita profesión que me ha llenado de satisfacción y éxito.

Hoy estoy presente no solo como Agente de Seguros, sino como una organización sólida y exitosa que nos avala por los más de 30 años de experiencia y el equipo de profesionales que trabaja en AIM Seguros.

¡Te invito a conocernos!

P.D.

Hablando de profesiones, “profesional” es un seguro que ayuda a que tus hijos lleguen a la universidad con un fondo garantizado para el pago de las colegiaturas.

#SoñarEsCrear

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